Aguardo el musgo de tu vientre en la tarde gatuna de enero
vuelvo a husmear en los rincones y hacer eco en el sobresalto
a mirar tus huesos roídos, puntiagudos,
atravesando las córneas celestes de mi nombre.
Historias de lunas y juegos solares mezclados con el humo que nace en mi memoria. Y sigue... de aquí a allá... sigue... Araceli Lanche