martes, noviembre 03, 2009

Le canto a la noche y a la mañana que se abre ante mí, tibia y dulce, mientras respiro la humedad que nace de tu boca. Humedad que no se sacia y me enternece sólo de pensarte.
Hay un acorde secreto, tú me lo dijiste ¿recuerdas? Yo cantaba, pero fuiste tú quien abrió mis labios. Que vengan las nubes y el viento, los torrentes y los heraldos funestos, aguardo suave, como la primera vez cuando te vi.